5 Etapas en un místico trekking a Machu Picchu: el Camino Inca

Julia Campos
Julia Campos

De todos los caminos que enlazan con Machu Picchu el más popular es el que te presentamos: el Camino Inca.

Aunque no es el único. La cordillera de los Andes está atravesada por muchas rutas trazadas por los incas que conectan esta y otras zonas entre sí, y lo puedes hacer durante 9 días visitando Machu Picchu y el lago Titicaca.

El Camino Inca, que une Cusco con Machu Picchu, tiene 43 kilómetros en los que se suceden una asombrosa mezcla de elementos. Caminos pavimentados, escalones de piedra, túneles y ruinas flanqueados por increíbles bosques subtropicales y rodeados de maravillosas montañas.

Nattule te propone cinco etapas para alcanzar este destino soñado, realizando una de las propuestas de ecoturismo más famosas de América:

1. Llactapata, entre dos ríos

Recorrer el Camino Inca significa embarcarse en una aventura que se inicia mucho antes de llegar al punto de partida.

Lo primero que debes decidir es la fecha más idónea para visitar Machu Picchu. Hacerlo entre abril y octubre es recomendable porque coincide con la temporada seca. Sin embargo, son los meses con más visitantes y solo está permitido que recorran el camino 500 personas al día. Es importante reservar con una antelación mínima de medio año si quieres transitarlo en esta época.

Una vez llegues a Cusco tienes que coger un autobús o un tren que te lleve a Ollantaytambo. Aunque es aconsejable que permanezcas en Cusco un par de días antes para aclimatarte a la altitud y evitar así el soroche o mal de altura.  

Ollantaytambo se alza a orillas del río Urubamba, entre dos grandes ruinas incas, y es un ejemplo perfecto de la arquitectura de esta antigua civilización. Allí podrás comprar las últimas provisiones necesarias antes de comenzar el camino en el llamado “kilómetro 82”, donde tendrás que pasar por un puesto de control.

Vías del tren junto al río Urubamba

Después de cruzar un puente colgante, continuarás paralelo al río, atravesando bosques de cactus gigantes y arbustos endémicos hasta llegar a Miskay, a 3 kilómetros. Allí empieza la primera de las muchas pendientes que tendrás que superar. Como recompensa, te esperan las ruinas de Llactapata, puerta de entrada al valle del río Cusichaca.

El camino a lo largo de este río está salpicado de llamativas flores, como fucsias y bromelias. Disfrutarás también de unos espectaculares parajes de la cordillera Vilcanota, con su impresionante pico Verónica, al otro lado del río. Terminarás el día en la localidad granjera de Wayllabamba, una pequeña aldea que si bien no tiene agua caliente ni electricidad, será el punto perfecto para establecer un improvisado campamento.

Antigua ciudad de Llactapata

2. El Paso de la Mujer Muerta

Tras pasar Wayllabamba tendrás que hacer frente a la parte más difícil del Camino Inca. Comienza aquí un escarpado ascenso de 9 kilómetros hasta el primer paso de montaña, el Warmiwañusca. También conocido como el Paso de la Mujer Muerta, está a 4.200 metros de altura.

La aclimatación es fundamental para resistir la falta de oxígeno en esta etapa. Si quieres viajar a Perú teniendo de antemano una ligera idea de lo que te espera, puedes subir antes en España las 3 grandes cumbres de Sierra Nevada.  

En Machu Picchu, además, el esfuerzo se verá recompensado por la excepcional naturaleza que te rodea. En los bosques húmedos abunda la vegetación y las orquídeas se distribuyen por todas partes. Te acompañará el sonido de alguna cascada oculta y de los pájaros, como los omnipresentes colibríes. Además, estos bosques son el hábitat del solitario oso de anteojos u oso andino, muy difícil de ver.

En las zonas más altas, la selva se transforma en puna, un ecosistema típico de la alta montaña caracterizado por la poca vegetación. Tan solo abundan matorrales como el ichu, que sirve de alimento a llamas y vicuñas.

Llama en la alta montaña © Jasper Amsing

En 2 o 3 horas llegarás a Llulluchapampa, un valle con maravillosas vistas alrededor. Un buen almuerzo y un pequeño descanso serán necesarios para afrontar con energía el paso de Warmiwañusca, en la parte más alta de la montaña. Lo alcanzarás en unos centenares de metros más.

Masticar hojas de coca mientras subes, como hacen los lugareños, te ayudará a contrarrestar los efectos del soroche. La travesía a lo largo de este paso te llevará otro par de horas de subida por escalones de piedra. Con un poco de suerte, es posible divisar rapaces o incluso al gran cóndor andino en las cimas circundantes.

Una vez superado este paso, el camino te conduce al valle de Pacaymayo. El descenso es duro y las rodillas pueden resentirse después de la subida, así que tómatelo con tranquilidad. Las vistas desde este valle rodeado de picos nevados son espectaculares. Pacaymayo es un lugar frecuente de acampada, por lo que tendrás más comodidades que en Wayllabamba.

Descendiendo el paso de Warmiwañusca

3. Los secretos del imperio inca

Justo después de Pacaymayo comienza el ascenso al paso de Runkurakay. Una hora después, a mitad de camino, se encuentran las ruinas que en su día sirvieron como templo y puesto de observación. El trayecto continúa entre dos pequeñas lagunas donde a veces se reúnen las gaviotas andinas. Desde lo alto del paso, la visión del valle, el templo y el bosque componen una estampa inolvidable.

Vistas desde el camino en el tercer día © Richard and Tracy | @travelgasms

Hay que bajar. En el descenso atravesarás un profundo bosque tropical repleto de orquídeas de colores, pájaros y mariposas que aletean a tu alrededor. Pasado el lago Chaquacha te dirigirás a las ruinas de Sayacmarca. Esta fortaleza circular estaba dividida en dos áreas: una zona residencial y un templo. Una ingeniosa obra de canalización llevaba el agua del río cercano hasta las casas y los baños ceremoniales.

El Camino Inca junto al lago Chaquacha

El camino sigue adosado a la montaña. Los incas construyeron su carretera rellenando los huecos que quedaban en la roca, de forma que corregían los desniveles propios de la orografía andina. Incluso los túneles son un ejemplo de arquitectura perfectamente integrada en el entorno. Tras atravesar uno de ellos obtendrás la primera visión de las ruinas de la ciudad de Phuyupatamarca, una de las mejor conservadas.

Por escalones de piedra bajarás hasta Wiñaywayna, el enclave arqueológico más grande hasta el momento, que incluye las ruinas de templos, casas y baños ceremoniales.

Llegada a la fortaleza de Sayacmarca © Jasper Amsing

4. Intipunku: puerta de entrada a Machu Picchu

Al igual que el mejor postre es una buena sobremesa, lo mejor de la acampada es el amanecer. El que te brinda la salida del sol sobre los Andes es espectacular. Puedes disfrutar de él mientras emprendes el camino hacia Intipunku, que empezarás muy temprano.

Pasado Wiñaywayna tienes que continuar ascendiendo por un sendero de piedra durante una hora aproximadamente hasta llegar a Intipunku, la Puerta del Sol. El nombre no es casual. Cada 24 de junio, coincidiendo con el solsticio de invierno, los rayos de sol atraviesan la puerta e inciden sobre la pared derecha del templo.

Vista atrás desde Intipunku © Jasper Amsing

Tu meta queda ya muy cerca. Desde Intipunku tendrás unas magníficas vistas de la ciudadela de Machu Picchu, de la que solo te separan ya 1,5 kilómetros. Las ruinas se hallan comprendidas entre los picos Machu Picchu y Huayna Picchu, a 2.490 metros sobre el nivel del mar.

Tanto el complejo como el territorio que lo rodea forman parte del Área de Conservación Regional Choquequirao, lo que asegura la protección de varias especies en peligro de extinción así como diversas construcciones incaicas.

Has terminado el legendario trekking a Machu Picchu. ¿Te has quedado con ganas de más? Ya que estás en Perú, no dejes de visitar la selva amazónica, no te pierdas este también legendario tour al Amazonas de 3 días

La ciudad inca de Machu Picchu

5. El camino de Hiram Bingham

Una vez visitado Machu Picchu tienes que dirigirte a Aguas Calientes, ya que es imposible pernoctar en el complejo. Este pueblo es el único acceso para los turistas que no se animan a recorrer el Camino Inca. Desde allí se puede subir al santuario tanto a pie como en autobús.

Para llegar a Aguas Calientes deberás descender una carretera conocida como el Camino de Hiram Bingham que transcurre en zigzag por el monte Machu Picchu. Atravesarás bosques repletos de orquídeas. El descenso ofrece increíbles vistas, pero debes tener cuidado porque es el mismo trayecto que hacen los autobuses que suben y bajan de Aguas Calientes.

Aguas Calientes

Hay 6 kilómetros de bajada hasta llegar a Puente Ruinas, en la base de la montaña. Debes cruzar el puente y continuar andando junto al río Urubamba para llegar a Aguas Calientes, a unos 2 kilómetros de distancia.

Aguas calientes es un pueblo turístico, que nació durante la construcción de la línea de ferrocarril que une Cusco con Machu Picchu. Por esta razón, está repleto de tiendas, restaurantes y hoteles. En su estación de tren podrás comprar tu billete de vuelta a Cusco. La fauna también está presente en el pueblo. Mientras paseas podrás ver colibríes o chinchillas.  

A 800 metros del pueblo existen unos baños termales que según dicen tienen propiedades medicinales. Es la opción perfecta para reponerte tras tu aventura.

Ferrocarril Aguas Calientes-Cusco © Jasper Amsing

Los caminos que conducen a Roma están ahora sembrados de radares. El que lleva a Machu Picchu desde Cusco hay que transitarlo despacio para disfrutar de sus parajes de postal. Recorrer el Camino Inca es casi parar el tiempo. No pasa igual de lenta una hora en la cancha de los Cavaliers que en una partida de ajedrez. Si quieres vivir deprisa haz kick boxing, pero si quieres calma déjate caer por Perú

6 comentarios

  1. Hola, soy Facundo, uno de los desarrolladores de TurismoDeportes. Quisiera realizar un intercambio de enlaces cruzados con tu blog para posicionar mejor nuestros sitios en las búsquedas de google.
    Espero tu respuesta.
    Desde ya muchas gracias.

    Saludos

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