Naturaleza y 5 aventuras en el paraíso invernal de los Pirineos aragoneses

Julia Campos
Julia Campos
Pirineos aragoneses

Al igual que la boca, que lo mismo habla que besa, la montaña también tiene una doble función según la época en la que la transites. En verano es idónea para el senderismo. Y en invierno para todo lo demás. Quienes creen que cuando llega la nieve la razón para visitarla se reduce al esquí alpino se equivocan. Nada más lejos de la realidad. La montaña, y sobre todo el Pirineo aragonés, es el escenario perfecto para disfrutar de diversas actividades de aventura durante el invierno.

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido © Georgina Vich

La cordillera de los Pirineos, dique natural entre España y Francia, esconde algunos de los paisajes más impresionantes del país. Pero, además de su cara bonita, ofrece emoción.

De modo que abrígate bien antes de llevar a cabo las cinco propuestas que te presentamos:

1. Esquí de fondo y de travesía

El esquí, en cualquiera de sus modalidades, es el rey de los deportes invernales. Centenares de miles de esquiadores llenan cada año las estaciones de los Pirineos aragoneses, que se encuentran entre las mejores de España.

Si no tienes la pericia que se necesita para acometer el eslalon gigante, el esquí nórdico o de fondo es una alternativa que requiere menos técnica y resulta perfecta para conocer los maravillosos paisajes de estas montañas.

Esquí de fondo

En pleno Parque Natural Posets-Maladeta, se encuentra la estación de esquí de los Llanos del Hospital de Benasque, un centro que se enorgullece de no cerrar ni un solo día durante la temporada.

En este maravilloso paraje, con más del 70% de superficie por encima de los 1.800 metros de altitud, puedes deslizarte entre pinos y abetos bajo la atenta mirada del glaciar del Aneto, uno de los pocos que aún quedan en el Pirineo. El espacio que no está ocupado por los esquiadores lo habitan marmotas, jabalíes y rebecos.

Grupo de rebecos © Dani Martín

La estación cuenta con un total de 30 kilómetros de pistas que se reparten en 3 circuitos. El más fácil es el del Llano del Hospital, que transcurre por el valle del río Ésera. Puedes recorrer con tus esquís 7 kilómetros casi sin desnivel. Hay otros dos circuitos, el del Llano de l’Estany y el de la Besurta, para los que se requiere algo más de exigencia física.

Si lo tuyo es el esquí de travesía, desde el Llano de la Besurta puedes seguir las indicaciones que llevan hasta el Forau de Aigualluts, uno de los lugares más emblemáticos de todo el Pirineo. Se trata de una cascada procedente de las aguas del Aneto que desaparecen dentro de la tierra para reaparecer kilómetros después en el Valle de Arán. Harás todo el trayecto rodeado por altas cumbres de más de 3.000 metros de altitud y acabarás con unas impresionantes vistas del glaciar. Esta es una de las rutas más conocidas de Benasque, pero para quienes no estén familiarizados con el terreno lo más recomendable es ir acompañado de un guía de montaña.

Esquí de travesía

Por otra parte, si prefieres escapar de las multitudes y buscar rincones más escondidos, el Parque Natural de los Valles Occidentales, que comprende los valles de Hecho, Ansó y Aragüés del Puerto, cuenta con pistas de esquí nórdico más pequeñas pero que merece la pena conocer. Una de ellas es la de Linza, en el valle de Ansó. Tiene tan solo 10 kilómetros de recorrido, pero el paseo a través de sus prados y hayedos te asombrará.  

Si quieres iniciarte en este deporte no te pierdas la oportunidad de descubrir la Sierra de la Demanda con esquís de travesía, pues la Rioja también ofrece maravillosos parajes que recorrer en invierno. 

2. Travesía con raquetas

Desde hace años las raquetas de nieve se han convertido en una divertida manera de acercar a todo tipo de público, niños incluidos, a la montaña cuando la nieve se impone. Las raquetas permiten que cualquier aficionado al senderismo se atreva a disfrutar de un paseo por la nieve en casi todas las cordilleras de la Península Ibérica.

Travesía en raquetas

El valle de Tena te ofrece uno de los más bellos rincones del Pirineo aragonés: el ibón de Piedrafita, sencillo para transitar y de espectaculares vistas. Entre las localidades de Sallent de Gállego y Biescas se encuentra el parque faunístico de Lacuniacha y justo desde su zona de aparcamiento da comienzo la travesía de ascenso a este ibón.

Ibón de Piedrafita © Ester Salazar

En esta ruta localizada en pleno corazón de sierra Tendeñera, alcanzarás un torrente conocido como Barranco del Boj, a unos 1.500 metros de altitud sobre el nivel de mar. Este torrente se encuentra a medio camino y desde él continúa la senda que asciende hasta el propio ibón. A pocos minutos deberás encontrar el refugio de las Planas también conocido como el de la Telera, que dará paso al enclave donde se localiza el ibón. El imponente cinturón de moles de roca cubiertas por nieve que rodea a Piedrafita es otro de los atractivos de la ascensión.

Otra de las travesías que no debes perderte en esta parte del Pirineo es la ruta hacia la cascada de la Cola de Caballo, uno de los enclaves míticos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, a cuyo interior se accede desde la población de Torla.

Cascada de la Cola de Caballo

Para esta ruta, de más exigencia física, es más que recomendable madrugar, equiparse bien y llevar comida, agua y un frontal de luz, ya que consta de más de 15 kilómetros hasta el paraje de la cascada. Durante el periplo, que dura en torno a 9 horas, cabe la posibilidad de que no te encuentres con nadie en toda la jornada en estas fechas invernales.

Desde la pradera de Ordesa comienza una subida en la que atravesarás la cascada de Arripas para llegar al bosque de las hayas. Justo después llegarás a las gradas de Soaso: una sucesión de 5 pequeñas cascadas escalonadas que forman una espectacular escalera con las aguas cristalinas del río Arazas.

Gradas de Soaso © Paula Ortega

Tras dejar atrás la zonas boscosas, comenzarás a adentrarte en los páramos del circo de Soaso, desde el que divisarás los escarpados paredones de Monte Perdido, el Cilindro y Marboré. Justo al fondo, a unos 2 kilómetros, se encuentra la ansiada y majestuosa cascada, coronada por uno de los refugios más emblemáticos de Ordesa: Góriz. Allí es posible reponer energías con una cena caliente y pernoctar.

Circo de Soaso © Lavinia

Si decides no pasar la noche en Góriz, el camino de vuelta se hace por la misma ruta de ascensión pero en sentido inverso. Es más que probable que los últimos kilómetros los tengas que recorrer ya caída la noche, con la ayuda del frontal, lo que sin duda es una emocionante manera de concluir tu travesía en el Pirineo aragonés.

¿El Pirineo aragonés se te queda pequeño? Puedes conocer la parte catalana con esta ruta de raquetas de nieve en el Parque Nacional d’Aigüestortes, otra maravilla de la naturaleza.

3. Escalada en hielo

Los escaladores saben que no hay nada como ascender una pared ayudado por la fuerza de tus brazos para descargar adrenalina. Si además le añades hielo al asunto, el peligro crece, pero la emoción también.

Puede parecer una acción temeraria, pero la escalada en hielo, si se cuenta con los debidos conocimientos y con el material adecuado (piolet y taco metálico para el calzado), es una fuente de sensaciones. Sin embargo, por su dificultad, esta actividad solo está recomendada para escaladores experimentados y que tengan una buena condición física.

Escalada en hielo © Martín Elorza Alday

Si eres uno de ellos, Nattule te propone dar una vuelta por el municipio de Bielsa, donde vas a encontrar un buen puñado de cascadas heladas muy atractivas para su ascenso.

En las inmediaciones del conocido como túnel de Bielsa, que enlaza con la comuna francesa de Aragnouet, se encuentran algunas de las cascadas más conocidas, pero también, en consecuencia, más concurridas.

Si la proximidad a la carretera no te agrada, puedes visitar el valle de Barrosa, donde encontrarás un conjunto de pequeñas cascadas de gran belleza. En la ladera norte del circo de Barrosa, rodeadas por cumbres de más de 3.000 metros se suceden una a otra las estrechas cascadas de la Espluca o la Bacheta, además de la espectacular Océano Pacífico.

Este tesoro natural es una amplia cascada de 150 metros de altura que cada vez es más frecuentada. La mejor época para escalarla es entre diciembre y febrero. Por supuesto, debes estar atento a las nevadas por el riesgo de que se produzcan aludes desde la parte alta de la montaña.

Desafío a la gravedad © Martín Elorza Alday

Para llegar al valle de Barrosa debes dirigirte en dirección al túnel de Bielsa y, justo antes de encarar las últimas curvas antes del túnel, dejar el coche en un pequeño aparcamiento a la izquierda de la carretera.

Antes de enfrentarte a las cascadas del Pirineo, puedes empezar en el emocionante mundo de la escalad invernal con esta actividad de iniciación al alpinismo en la Sierra de Gredos, en Ávila. 

4. Mushing, pulka y skijoring

Una de las actividades más originales que vas a poder realizar en los Pirineos aragoneses es sin duda la travesía guiada en trineo tirado por perros. Ya sea en la modalidad individual o skijor, o en trineos de varias plazas, este tipo de actividades consigue que te sientas durante horas como un miembro de las expediciones históricas que se aventuraban a la conquista del Ártico.

Otro de los alicientes es que muchas de estas travesías ofrecen la posibilidad de aprender a construir un iglú y pasar la noche en pleno corazón de la naturaleza. Una aventura con la que sueña todo aficionado a la montaña. En estas montañas es posible descubrir rincones únicos donde escapar de las aglomeraciones de las principales estaciones de esquí y conocer los auténticos Pirineos.

Mushing

La zona del Pirineo oscense con más tradición en la práctica del trineo con perros es el valle de Tena, entre Panticosa y Formigal, ubicado en la comarca del Alto Gállego. En concreto la sierra de Partacua, que fue sede de la más famosa competición de trineos tirados por razas nórdicas de la Península Ibérica. En las cercanías del embalse de Búbal se encuentra la población de Tramacastilla de Tena, a la que se accede por la carretera A-136 que une Biescas con el paso fronterizo de Portalet.

Aquí podrás iniciarte en la modalidad de skijoring, una variante en la que el esquiador utiliza piernas y brazos para ayudar a los perros. En esta modalidad aprenderás por ti mismo la función de corredor y la conducción; o en la modalidad de Pulka, para la que es preciso un par de perros y un pequeño trineo individual que se sitúa entre ellos y el esquiador. Esta modalidad se usaba originalmente para el transporte de utensilios.

Skijoring © Marty Samis | www.mwsphotography.ca

Finalmente podrás probar el trineo propiamente dicho, en la que hasta 6 pares de perros transportan a 3 adultos, incluido el conductor, por este magnífico valle durante la noche. Es la modalidad más conocida. Una aventura inolvidable que se lleva a cabo con la inestimable ayuda del instinto de estos animales y la claridad que ofrece la luna llena.

Trineo tirado por perros o Mushing

5. Snowboard

El snowboard, uno de los deportes de invierno más recientes, cada vez cuenta con más adeptos y con una gran variedad de modalidades que combinan espectaculares saltos, acrobacias y aterrizajes.

Snowboard © Godin

Aunque no seas un experto en esta disciplina, en los Pirineos aragoneses tienes muchas opciones donde aprender y practicar. Se trata de un deporte que no requiere excesiva preparación, aunque siempre es importante conocer las técnicas básicas para disfrutarlo al máximo y evitar lesiones.

La estación de Astún, aunque pequeña, es una de las más reconocidas para la práctica de este deporte. Se encuentra situada en el municipio de Jaca, a 33 kilómetros de la ciudad del mismo nombre. Sus 31 kilómetros de pistas siempre cuentan con nieve de buena calidad. Además, los obstáculos que se forman en ella son perfectos para los amantes del estilo libre.

Pistas en Astún © Godin

Muy cerca de allí, a unos 6 kilómetros, se encuentra la estación de Candanchú, la más antigua de España. Es también más grande que la anterior y cuenta con pistas de más dificultad.

Si quieres descansar del deporte, en Candanchú puedes coger el telesilla de Tobazo, que te lleva hasta la cima del mismo monte, a 2.020 de altitud, donde disfrutarás de unas impresionantes vistas de las montañas que te rodean.

Snowboard fuera de pista © Godin

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La morsa es un tigre de dientes de sable que se enamoró del mar. El aventurero es un hombre sedentario que se enamoró del riesgo. Frente al brasero, el sofá y la tele contrapone el Pirineo aragonés la escalada, el trineo y las vistas. Cierto que el mono de esquiar no es tan suave como el pijama, pero cuando estás inmerso en la aventura no echas de menos el primer sueño.

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28 comentarios

  1. Es una pasada! El otro día fui con mi novio precisamente a hacer travesía con raquetas de nieve, y es una experiencia que nunca olvidaré. Muy bien redactado y me ha dado ideas para ir otra vez 🙂 gracias!

    1. Hola, Petya! Por supuesto, el Pirineo aragonés es una zona preciosa para visitar también en verano. Puedes hacer muchas rutas de senderismo: la de la cascada Cola de Caballo o el Forau d'Aiguallut son muy bonitas también para esta época (infórmate bien porque en verano regulan el acceso con coche, aunque ponen autobuses). En nattule.com puedes encontrar actividades de aventura que hacen en la zona, como rafting o barranquismo. Ya nos contarás que tal! 🙂

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