Paso de montaña Sani Pass: 8 Claves para recorrer el paisaje sudafricano
Si tu idea del riesgo consiste en discutir de política con Schwarzenegger en un desfiladero o tararear a Serrat en un concierto de AC/DC tienes lo que necesitas para emprender el ascenso en todoterreno por Sani Pass.
Te invito a recorrer este paraje sudafricano en todoterreno para que descubras lo bien que sienta la adrenalina a la felicidad.
Los enamorados del todoterreno no optan por este coche para mimar el chasis, sino para comprobar su dureza. Nada mejor que hacerlo en Sani Pass, el destino de aventura por excelencia para los conductores de 4×4.
En cualquier época del año y desde cualquier punto de Sudáfrica arriban vehículos dispuestos a lograr su reto: alcanzar la cima del más temido, respetado y admirado paso de montaña del país, situado a 2.873 metros de altitud.
Qué hacer en el paso de montaña Sani Pass
Si vienes, ten en cuenta ocho claves en este paso de montaña:
1. Esencia Land Rover
El Land Rover es una prolongación de la barba dura, el salacot y las botas camperas. Es un vehículo áspero, inadecuado para asistir a la puesta de largo de la niña, pero idóneo para tratar de tú al agreste escenario de esta ruta.
Precisamente, fue un vehículo de este modelo el que en octubre de 1948 alcanzó por primera vez el paso Sani Pass, conducido por Godfrey Edmonds. Este ex piloto de la RAF tardó cinco horas y media en realizar el trayecto. Parece mucho, pero su mérito estriba en que cuando lo recorrió la pista no había sido adaptada para los todoterreno.
La gesta reportó fama mundial a Edmonds, quien en 1961 fundó la compañía Mokhotlong Mountain Transport Sani, para que aventureros sin ganas de coger el volante alcanzaran Sani Pass.
Fue un acierto empresarial, como demuestra el hecho de que aún hoy alquile vehículos guiados a quienes quieran disfrutar de la travesía sin tener que preocuparse de la caja de cambios.
2. Montañas Dragón
Enclavado en el corazón de la cordillera Drakensberg, o montañas dragón, el Sani Pass ofrece unas vistas maravillosas.
La cordillera en la que se asienta es la frontera natural de 250 km entre Lesotho y Sudáfrica. Es una suma de parajes llenos de encanto que la convierten en uno de los enclaves más bellos de esta zona de África cubierta de un espeso manto vegetal.
3. Fauna especial
En el recorrido ascendente hacia el puerto de Sani Pass y Lesotho a través de la Drakensberg atravesarás una espectacular área protegida. En su margen derecho, el trayecto está flanqueado por el Parque Nacional de Ukhahlamba-Maloti, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. En el izquierdo, sobresale la Reserva Salvaje de Mkhomazi.
En estos enclaves protegidos podrás encontrar varias especies de antílopes de montaña, la mayoría autóctonos de esta zona de África. Los habitan además 290 especies de aves, entre las que destaca el buitre de El Cabo y el quebrantahuesos, o paseriformes únicos como el bisbita montano, el saltarrocas de las Drakensberg o la tarabilla sudafricana.
En sus valles y tierra bajas cohabitan el rinoceronte blanco, el antílope eland y el ñu de cola blanca, así como numerosos anfibios y camaleones, algunos de ellos también endémicos en tierras bajas.
No hay que generar falsas expectativas: sólo los más afortunados divisarán en la lejanía a estos espléndidos y huidizos animales.
El quebrantahuesos es también una especie emblemática de los Pirineos. Puedes pasar tres días siguiéndole el rastro con esta actividad de observación del quebrantahuesos en el Pirineo oscense.
4. Nubes bajas
No sólo la orografía aporta riesgo al trayecto en todoterreno. También la meteorología. A las dificultades crónicas relacionadas con la pendiente y la altitud se une la posibilidad de que aparezcan nubes bajas que dificultan la conducción.
En un lugar tan inestable desde el punto vista meteorológico no es extraña la presencia de lluvia, granizo e incluso nieve. En cualquier caso, es un aliciente añadido para los conductores.
5. Últimas 6 curvas
La suave pendiente inicial es engañosa. El tramo final es temible. El progresivo desnivel desemboca en una exigente concatenación de curvas, algunas de casi 180 grados, en las que el vehículo limita con el precipicio. Las rocas sueltas añaden tensión a la aventura.
Las últimas 6 curvas someterán a prueba tu pericia en caminos no pavimentados. La acentuada pendiente te obliga a utilizar la tercera, la segunda e incluso la primera marcha, además de la tracción a las 4 ruedas.
En este tramo deberás conducir muy concentrado, embragar con decisión y no equivocarte al elegir la marcha más adecuada para cada momento.
6. Pub en las alturas
Al llegar no te reciben con guirnaldas. Esto no es Hawai. Es algo serio. La recompensa es una cerveza fría en el pub situado a mayor altitud en África.
En la cima se ubica un alojamiento agradable, limpio y acogedor, el Sani Mountain Lodge, donde te sirven comida típica y la cerveza local Maluti mientras conversas sobre las peripecias del viaje.
7. Puerta de Lesotho
Si llegas a la cima te toparás con una aduana, la que separa Sudáfrica de Lesotho, que, tecnológicamente, no conoce ni de oídas a Steve Jobs y, arquitectónicamente, es poco más que una choza con ínfulas. En este tosco vestigio de principios del siglo XX te aguarda, sin embargo, la posibilidad de acabar tu viaje en Lesotho.
8. Atardecer del valle
El atardecer en Sani Pass es como hacer un viaje astral.
Si optas por volver por la ruta haz al menos noche en la cima para no perderte el maravilloso espectáculo del amanecer que se esparce por el valle entre una maraña de nubes.
Si te gusta disfrutar de maravillosos atardeceres no pierdas la oportunidad de disfrutarlos desde el aire con esta actividad de vuelo en parapente en La Muela (Guadalajara).
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La araña que quiera ser colibrí sólo tiene que evolucionar. En Nattule enseñamos a volar a los sedentarios. Y a los nómadas, que llevan las alas de serie, les abrimos el horizonte para mostrarles Sani Pass, un camino de 33 kilómetros de enrevesado diseño.
Visto desde el aire, parece un cardiograma. A ras de tierra, te mete el corazón en un puño.
¡Coge el 4×4 y a por ello!
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Fantastico!
Me encanta Lesoto!
A nosotros también nos encanta. Un saludo Anna.